EN BÚSQUEDA DE LA LIBERTAD
Era una mañana como otra cualquiera en Madrid.
Me despierto y de buena mañana ya estaban mis padres discutiendo. Mi hermana Claudia y yo estamos bastante hartos de esta situación y pensamos que muchos de los problemas que hay entre ellos son por nuestra culpa. Mis padres siempre se han querido mucho, o por lo menos esa es la apariencia que daban a la gente. Pero desde hace ya un tiempo, el mínimo detalle que no les gusta, lo convierten en un mundo gigante.
Todos los días Claudia y yo hablamos de tema, y yo al ser más mayor, intento hacerle entender que ahora tenemos que ser más fuertes y apoyarnos más que nunca.
Mi hermana Claudia, tiene 14 años y desde que era pequeña le han gustado mucho mis juguetes y los deportes. Por eso tenía muy claro que ella quería ser futbolista, cosa que a mis padres no les gustaba mucho. A medida que fue creciendo, Claudia empezó a vestirse con ropa más ancha y camisetas de fútbol y ya mis padres la tacharon de homosexual.
Nunca ha podido ser como ella es delante de ellos por la mente retrógrada que tienen, y por así decirlo, soy yo el único que le conoce de verdad.
En cambio yo, Jairo, tengo 18 años y llevo desde los 10 bailando hip-hop. Siempre he sido el único o de los pocos chicos que asistían a clases de baile, porque es considerado una cosa de "chicas". Al principio a mis padres no les gusto la idea, pero yo escuchaba música y me ponía a bailar, estaba hecho para esto y la verdad que no se me da nada mal. Desde el principio cuando me dijeron que no era lo mío, yo me enfrenté a ellos y les dije que jamás iba a parar de hacer algo que me llenaba tanto. Poco a poco, lo fueron aceptando, y al verme como disfrutaba sobre un escenario no les quedo otra que apoyarme.
La única diferencia con mi hermana es que somos del sexo opuesto, pero mis padres la hacen mucho más grande. La controlan y exigen más que a mí desde pequeños, y como piensan que es más débil que yo, le transmiten ese mensaje. Pero yo la conozco y sé que no es así. Claudia es una chica fuerte e independiente, muy educada y respetuosa y una luchadora nata. Debido a los roles de género impuestos por esta sociedad machista, a Claudia le ha tocado vivir una peor experiencia por hacer lo que verdaderamente quiere.
Por eso siempre que hablamos le digo que nunca se prive de hacer lo que a ella le gusta porque la gente no lo apoye. ¿Qué importa lo que opinen los demás si tu estás feliz?. Esa es mi filosofía de vida y, aunque sea duro no ser aceptado por tus padres, al fin y al cabo si te quieren, siempre te van a acabar apoyando aunque les cueste un poco entenderlo.
A día de hoy, mi hermana juega en el Rayo Vallecano femenino y es la ídolo de muchas chicas jóvenes que han pasado por una experiencia parecida a la suya. Si nunca se hubiera enfrentado a ellos todavía seguiría en ballet, anteponiendo su felicidad a la de mi hermana.
En definitiva, aunque te impidan hacer lo que más te gusta, nunca dejes de luchar por ello.
Era una mañana como otra cualquiera en Madrid.
Me despierto y de buena mañana ya estaban mis padres discutiendo. Mi hermana Claudia y yo estamos bastante hartos de esta situación y pensamos que muchos de los problemas que hay entre ellos son por nuestra culpa. Mis padres siempre se han querido mucho, o por lo menos esa es la apariencia que daban a la gente. Pero desde hace ya un tiempo, el mínimo detalle que no les gusta, lo convierten en un mundo gigante.
Todos los días Claudia y yo hablamos de tema, y yo al ser más mayor, intento hacerle entender que ahora tenemos que ser más fuertes y apoyarnos más que nunca.
Mi hermana Claudia, tiene 14 años y desde que era pequeña le han gustado mucho mis juguetes y los deportes. Por eso tenía muy claro que ella quería ser futbolista, cosa que a mis padres no les gustaba mucho. A medida que fue creciendo, Claudia empezó a vestirse con ropa más ancha y camisetas de fútbol y ya mis padres la tacharon de homosexual.
Nunca ha podido ser como ella es delante de ellos por la mente retrógrada que tienen, y por así decirlo, soy yo el único que le conoce de verdad.
En cambio yo, Jairo, tengo 18 años y llevo desde los 10 bailando hip-hop. Siempre he sido el único o de los pocos chicos que asistían a clases de baile, porque es considerado una cosa de "chicas". Al principio a mis padres no les gusto la idea, pero yo escuchaba música y me ponía a bailar, estaba hecho para esto y la verdad que no se me da nada mal. Desde el principio cuando me dijeron que no era lo mío, yo me enfrenté a ellos y les dije que jamás iba a parar de hacer algo que me llenaba tanto. Poco a poco, lo fueron aceptando, y al verme como disfrutaba sobre un escenario no les quedo otra que apoyarme.
La única diferencia con mi hermana es que somos del sexo opuesto, pero mis padres la hacen mucho más grande. La controlan y exigen más que a mí desde pequeños, y como piensan que es más débil que yo, le transmiten ese mensaje. Pero yo la conozco y sé que no es así. Claudia es una chica fuerte e independiente, muy educada y respetuosa y una luchadora nata. Debido a los roles de género impuestos por esta sociedad machista, a Claudia le ha tocado vivir una peor experiencia por hacer lo que verdaderamente quiere.
Por eso siempre que hablamos le digo que nunca se prive de hacer lo que a ella le gusta porque la gente no lo apoye. ¿Qué importa lo que opinen los demás si tu estás feliz?. Esa es mi filosofía de vida y, aunque sea duro no ser aceptado por tus padres, al fin y al cabo si te quieren, siempre te van a acabar apoyando aunque les cueste un poco entenderlo.
A día de hoy, mi hermana juega en el Rayo Vallecano femenino y es la ídolo de muchas chicas jóvenes que han pasado por una experiencia parecida a la suya. Si nunca se hubiera enfrentado a ellos todavía seguiría en ballet, anteponiendo su felicidad a la de mi hermana.
En definitiva, aunque te impidan hacer lo que más te gusta, nunca dejes de luchar por ello.
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