Las mujeres de tu entorno, ¿disfrutan del reparto de tareas o de la práctica de la corresponsabilidad en sus entornos?
En este caso, he escogido la tarea de la limpieza del hogar.
Desde hace ya tiempo, si que es verdad que mi padre colabora en casa ayudando a hacer la comida, haciendo la compra, a veces fregando y barriendo... Pero, de todas formas, yo si que observo una mayor implicación de mi madre a la hora de realizar todas estas tareas.
Mi madre es la persona que está siempre diciendo debería hacer una limpieza a fondo a la cocina o los sábados es el día de limpieza del salón. Aún así, todos los días barre y friega el suelo, y por ejemplo todos los días hace los baños, cosa que mi padre no hace. A esto me refiero cuando digo una mayor implicación, a una preocupación constante por estas tareas. Y aunque mi padre si que haga cosas, esta preocupación no la tiene y, en mi opinión, es debido a la educación patriarcal implantada desde que son pequeños y al pensamiento que tenían anteriormente.
Aún así, nunca he escuchado a mi madre quejarse aunque haya veces que no tiene tiempo ni de sentarse, cuando mi padre ese problema no lo ha tenido jamás.
Toda la vida han visto como sus madres se dedicaban a realizar todas las tareas del hogar y cuidar de los niños, mientras sus padres trabajaban. Por lo tanto cuando han crecido, y la sociedad ha avanzando, han tenido que evolucionar y pasar a ser partícipes en esta serie de tareas.
Aunque hayamos avanzado, algunos estudios muestran que la desigualdad de género en los hogares aún es parte del día a día. El trabajo doméstico y el reparto de tareas aún es desequilibrado porque en muchos casos los hombres se acercan a ayudar, pero eso no significa que haya corresponsabilidad.
Según el INDEC (Instituto Nacional De Estadística y Censos) el 86,7% de las mujeres llevan a cabo el trabajo doméstico no remunerado, mientras que solo el 50% de los hombres realizan tales funciones en el hogar. Así como, 9 de cada 10 mujeres cumplen con estas tareas mientras 4 de cada 10 hombres no realizan ninguna de ellas.
No lo digo yo, lo dicen los números. Estos resultados demuestran que ni la acción masculina ni la compartida sobresalen frente a la acción femenina. Pero no solo ocurre en este campo, sino que ocurre tanto en el ámbito laboral como en la ocupación de altos cargos y muchos más.
Por eso me hace mucha gracia escuchar a gente decir, vivimos en una sociedad igualitaria y todos tenemos igualdad de oportunidades, porque no es cierto. Para permitir que las mujeres puedan tener un desarrollo profesional y personal con igualdad, hacen falta condiciones de corresponsabilidad en el hogar, donde todas las tareas domésticas sean una responsabilidad compartida.
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